martes, 25 de octubre de 2011

Breve Historia De Japón

Sin haber abandonado costumbres tan arraigadas en el pueblo como el respeto hacia la naturaleza, los antepasados y los héroes nacionales, “La Tierra del Sol Naciente” es actualmente la segunda potencia económica mundial con trece siglos de historia signadas por períodos de aislamiento internacional y otros donde ha importado culturas e ideas hasta ser asimiladas, como la escritura, el confucianismo y el budismo oriental y la industrialización occidental, esta última como política de gobierno desde fines del siglo XIX.
La sociedad japonesa, entre los siglos XII y XIX, era feudal porque el mecanismo unificador era similar al de Europa medieval: los emperadores eran gobernantes oficiales, pero el poder permanecía en manos de poderosas cortes nobles, regentes o shogunes (hombres de guerra).
En 1633, durante el período Tokugawa, el shogunato cerró toda relación con el mundo exterior a excepción de contactos restringidos con mercaderes en el puerto de Nagasaki.
Aislado herméticamente, entre mediados del siglo XVII y mitad del siglo XIX, Japón era una próspera sociedad preindustrial que mantenía grandes ciudades y una burocracia compleja.
Sin embargo, el país tuvo que abrirse al comercio internacional después de recibir a la flota del comodoro estadounidense Matthew Perry (1853-54), al que siguieron otras potencias occidentales. El último shogun Tokugawa fue derrocado y en 1869 el emperador Mutsuhito se instaló en Edo, rebautizado Tokio, adoptando el nombre real de “Meiji” (1867-1912).
El sistema feudal fue abolido y numerosas instituciones occidentales adoptadas, incluyendo un sistema legal y de gobierno, junto con otras reformas en lo económico, social y militar que transformaron el país en un peligroso rival industrial, militar y económico para las potencias europeas y Estados Unidos.
En un lapso de pocos años Japón pasó de un sistema feudal a otro de capitalismo avanzado gracias a la intervención del Estado y adquirió un considerable prestigio internacional al rescatar a las delegaciones diplomáticas europeas en Pekín durante la rebelión de los Boxers en 1900 y firmar un tratado militar con Inglaterra en 1902. Para entonces sus ambiciones imperialistas en el Lejano Oriente lo llevaron a derrotar a China (1894-95) y a la anexión de Corea en 1910. La victoria nipona en la guerra ruso-japonesa (1904-05) supuso la primera victoria de un pueblo amarillo sobre un pueblo blanco.

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